A diferencia de los demás hipoglucemiantes orales, su acción consiste en retrasar la digestión de disacáridos, dextrinas y almidón, lo que impide que el organismo absorba la glucosa de los alimentos. Sin embargo, quedan más azúcares sin absorber en los intestinos, de modo que las bacterias y los microorganismos que se alimentan de ellos proliferan. Esto provoca flatu-lencia, distensión abdominal y diarrea. Aun así es la opción adecuada para quienes no pueden seguir una dieta saludable o muestran tendencia a la obesidad.
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